adrien-brodyPor Stephanie Kon Ripstein

¿Cómo llegaste al proyecto?

Un día sonó el teléfono y me informaron que Roman (Polanski) quería reunirse conmigo. Yo filmaba la cinta “Affair of the Necklace”, en París. Me puse realmente feliz y nos reunimos a tomar café, me habló del proyecto y me mando el guion, después lo invité a una presentación de “Harrisons Flowers” a la cual llegó con el productor, lo que me pareció muy bueno, y fuimos a tomar una cerveza y hablamos del guion. Me preguntó cuáles serían mis intenciones, hasta qué nivel podría comprometerme con el proyecto y qué tanto sabía de música, entre otras preguntas.
Fue un largo proceso, pero nunca hice audición y eso de verdad lo aprecié porque sé que vio a mucha gente para el papel, y que originalmente querían un actor europeo; sin embargo, confió en mí.
Amo a Roman por esto, me respetó mucho como actor, no me hizo probarle nada como hacen con nosotros los directores.

¿Tocas el piano?

Tuve que aprender a tocarlo para la cinta, tengo el conocimiento básico del instrumento, toda mi vida lo estudié por periodos, pero definitivamente no soy un concertista. En seis semanas tuve que aprender varias piezas muy complicadas.

¿Fue esto un requisito esencial para que te dieran el papel?

Era muy importante para Roman el que yo pudiera realmente tocar el piano, ya que lo usaría en las escenas, no se quería ir directo al corte de mis manos en el instrumento. Quiso antes que nada saber qué tanto me comprometería y dedicaría a este personaje realmente.
También tuve que perder en seis semanas 15 Kg de peso, dejarme crecer la barba, trabajar en el dialecto que se emplearía y además de aprender a tocar bien el piano, todos estos eran requisitos para poder interpretar a Szpilman, realmente me comprometí con el personaje.
Lo increíble es que todas estas cuestiones técnicas que tuve que llevar a cabo para interpretar a Szpilman, acabaron por estrechar la conexión mental y espiritual con el personaje.

¿Hubo algún momento durante la filmación que te hayas sentido exhausto?

Estuve exhausto desde el primer día. El primer día tuve que treparme a una pared y ser testigo de la destrucción de Varsovia, pero no tenía energía, no había comido mucho en seis semanas y le dije a Roman que ya no tenía energía.

¡Eso probablemente fue ideal para tu personaje!

Si, de hecho fue ideal porque primero que nada me conecte psicológicamente a ese estado de soledad y depravación que el personaje tenía.
De hecho antes de dejar Nueva York para empezar la filmación, deje mi departamento y vendí mi coche, me deshice de todo, pensé “este personaje pierde todo también, porque no me dedico realmente a darle vida a Szpilman” pero, cuando llegué, me di cuenta que había sido una gran estupidez (ríe), no necesitaba hacer eso porque realmente iba a pasar por el infierno y hubiera sido lindo poder pensar en mi casa. Sin embargo sentí que no debía tener algún lugar al cual llamar hogar.
Ya en este punto yo había cambiado y era el primer día, casi no logro trepar la barda, me estaba congelando, sin músculos, pero lo logré con mucho trabajo. Pude haber dañado mi salud pero no fue así, estoy bien, además sentí gran responsabilidad al interpretar este personaje.

¿Qué tipo de dieta seguiste antes de la filmación?

Mi dieta consistía en 2 huevos duros cada 5 hrs., después una pequeña pieza de pollo, asada y de nuevo 4 o 5 horas después una pequeña porción de pescado y pocos vegetales hervidos.

Háblanos sobre la colaboración con Roman

Roman tiene una muy clara visión de su trabajo. Tuve fe y confié en él, me dejé guiar, fui maleable, creo que eso es un gran lujo.
Fue un proceso fascinante, ya que las similitudes son muchas: Roman ha sufrido mucho en su vida personal y sobrevivió Cracovia en ese tiempo, así que no solo trabajé con un director al que admiro, sino que sé que él también comprendía lo que mi personaje había sufrido. Además de que Roman tiene la fuerza que siento que mi personaje debía tener para sobrevivir todo eso.

Tu personaje pasa por una gran transformación durante la película, ¿qué tan grande fue este reto para ti?

En retrospectiva, creo que solo hubiera podido interpretarlo así, porque grabamos las escenas en reversa. Esto me permitió analizar más a fondo al personaje y el lugar, se me dificultaba más leer a un personaje que tiene su vida en orden, que a alguien que es muy normal, ya que en esta situación te dan muy poca información sobre él.

En este caso Szpilman; no era particularmente religioso; tuvo la oportunidad de amar, pero nunca se enamora realmente; es muy apasionado por la música.

Me sumergí en ese estado mental y a sabiendas de lo que él era capaz de soportar, el truco era asimilarlo lentamente.
Fue un largo proceso de seis meses, seis días a la semana lo cual es un rodaje largo. Hubo un mes y medio en donde ni siquiera había otro actor que no fuera yo en el set, lo que realmente fue una gran oportunidad para mí, ya que tuve a Roman y al equipo de producción a mi disposición enfocándose en la travesía de mi personaje, lo que fue fantástico. De hecho, si recuerdas, hubo algunas escenas en las que toque un piano “fantasma”, para regresar a cierta normalidad la situación, a lo mejor fue la música la que dio fuerzas a Szpilman para sobrellevar las circunstancias.

¿Aprecias más tu vida después de hacer este papel ?

¡Absolutamente! Puso toda mi vida en perspectiva, tanto que no podría decirte como me sentiría hoy sin haber pasado esta experiencia.
Tengo la esperanza de que sucederá lo mismo para quien vea la película, tan solo con ver la clase de sufrimiento que tienen que pasar algunos y que tan afortunados somos otros de no tener que pasar por eso. A un nivel más sencillo, me hizo apreciar el poder comer algo, compartir con amigos, tener un refugio, estas son cosas que todos damos por hecho. Creo que el quejarse está en la naturaleza humana, siempre deseamos mejores cosas y crecer como personas; sin embargo, tenemos que recordar nuestra buena suerte y ver la mala que han tenido otros.

¿Roman llegó a compartir contigo las experiencias que él vivió en esos días ?

Absolutamente, compartió mucho conmigo lo cual es invaluable.
De hecho muchas de las escenas que incorporó en la cinta fueron escenas que el vio y vivió, por ejemplo; cuando el nazi le dispara a una mujer y la mujer cae sobre su cara en una rara posición, el lo vio suceder de niño. Había algo especial en el modo de caer y Roman se acostó en el lodo para enseñarle a la actriz exactamente como debía hacerlo, ahí tenías a Roman Polanski enseñándole a una extra como caerse, lo cual fue realmente inspirador. Su entrega a este proyecto fue total y a un nivel muy personal.

¿Cuál es el mensaje que se llevará el público de la película ?

Creo que se puede aprender mucho de una cinta así. Primero que nada, nos enseña cuánto sufrimiento trae consigo la guerra y de eso tenemos que aprender a resolver problemas, consolaciones de paz. La guerra solo sería el último recurso, sin que involucre intereses personales. También, otra vez, nos deja conectarnos con el sufrimiento de un hombre. Ojalá tengamos la habilidad de universalizar ese sufrimiento. El haber vivido esta experiencia me puso en contacto con el sufrimiento actual en el mundo. Ahora puedo tomar más en consideración a la gente que experimenta el hambre, que no tiene refugio y los que son perseguidos o discriminados.

¿Crees que exista la responsabilidad de ayudar, si puedes?

Es tu prerrogativa, no creo que solo por la razón de que estás en una posición donde puedes ayudar, debes hacerlo.
Uno debe pensar que si alguien está en una posición de poder ayudar, eres capaz y te preocupa lo que sucede en el mundo, deberías hacer un esfuerzo. Creo que tenemos la responsabilidad de lo que se proyecta al universo y punto. Si lanzas negatividad, entonces no ayudas en nada; sin embargo, si proyectas bondad y humanidad al mundo, aun a nivel individual, como ayudar a un extraño que lo necesita, es mejor que nada. Solo hazlo estando al pendiente de tus acciones y verás la diferencia.

¿Qué opina Roman Polanski del posible Oscar?

No creo que “El Pianista” pueda llegar a ganar un Oscar, me parece que después de “Schindlers list” de Steven Spielberg los miembros de La Academia no están muy interesados en premiar a otra cinta que describa el tema del exterminio al pueblo judío.
Hollywood reconoció el premio de Spielberg porque era “políticamente correcto” hacerlo, no creo que en estos momentos tengan algún deseo de reconocer las ideas políticas y artísticas de alguien como yo.
Durante mucho tiempo estuve planeando realizar una película como esta. Cuando terminé de leer el libro escrito por Wladyslaw Szpilman, supe que finalmente había encontrado la historia que estaba buscando. Se han escrito muchos libros acerca del drama judío, pero casi todos ofrecen una visión muy distante de los hechos que describen.


Aunque se trata de un texto muy dramático, el libro de Szpilman tiene una intensidad y una fuerza emocional muy especial. No se trata de una narración que habla sobre algo que sucedió 20 ó 30 años antes. Szpilman escribió su libro inmediatamente después de la guerra y las trágicas descripciones que hay entre sus páginas acerca de la muerte de su familia y la forma en la que él pudo sobrevivir, son absolutamente genuinas y conmovedoras.

“De haber vivido el infierno durante el holocausto, mi familia y yo fuimos enviados junto con miles y miles de personas al gueto de Cracovia. Y aunque pude escapar de ese infierno a los 9 años de edad, nunca pude olvidar las experiencias que viví ahí.” Casi todos mis familiares fueron asesinados por los nazis, sólo unos cuantos pudieron resistir hasta el final de la guerra. Como director de películas siempre tuve la intención de trasladar al cine las imágenes y recuerdos que tenía en la mente, pero quería hacerlo con un estilo totalmente apegado a la realidad, sin utilizar las falsas premisas cinematográficas que acostumbran emplearse en Hollywood. Con “The Pianist” no quise dirigir un filme autobiográfico y aunque hay muchas secuencias que yo extraje directamente de mi memoria, la mayor parte del crédito que tiene la historia le pertenece a Wladyslaw Szpilman

Sobre recrear la historia y vivencias del holocausto. Dentro de lo más importante que debe tener una cinta como “El pianista” (The Pianist), es una elaborada y minuciosa recreación de la época en la que suceden los eventos y situaciones que se presentan en ella. Cuando no se respeta ese principio histórico se produce una grave falta de credibilidad. Yo no quise correr el riesgo de que algo así pudiera llegar a suceder, fue por eso que antes de comenzar el rodaje organizamos varias reuniones con historiadores y sobrevivientes de los guetos de Varsovia y Cracovia, también exhibimos para todos los miembros del equipo técnico que trabajarían en “El Pianista”, varios documentales filmados en los guetos de Polonia durante la ocupación del ejército alemán. Todo ello nos sirvió para tener una idea perfectamente clara de la forma en que deberíamos filmar nuestra película.

¿Cuál es el mensaje de su película?

Cuando alguien me pregunta como podría definir mi película, siempre contesto: “The Pianist” es un testimonio acerca del poder de la música, la voluntad, el deseo de sobrevivir y el coraje que tienen todos los seres humanos para enfrentarse a la maldad. Creo que la pasión que Szpilman tuvo por la vida adquiere un especial significado en estos momentos, en los que el mundo y la humanidad entera están a punto de sucumbir a causa de una incomprensible guerra que ya comienza a verse en el horizonte de este nuevo año.